Páramo de Cruz verde
- gabito0399
- 19 oct 2017
- 3 Min. de lectura

Hace algunos días me dirigía al municipio de Chipaque, Cundinamarca, a visitar un santuario a la Virgen de Chiquinquirá, que me habían comentado, custodiaba al pueblo desde la parte alta de una montaña. Sin embargo, antes de llegar a mi destino, una charla previa con un campesino que me encontré por la carretera redirigió mi lugar de llegada y emprendí un recorrido que no tenía previsto hasta encontrar otro monumento a la Virgen pero esta vez, oculto entre las montañas.
A partir de esta experiencia me dediqué a averiguar más a fondo sobre las diferentes opciones que me puede ofrecer Chipaque para recorrer y conocer. No es una labor sencilla puesto que, aunque tiene muchos lugares por descubrir, son lugares ocultos. He recorrido durante días las montañas y el Páramo de Cruz Verde en busca de algo “maravilloso para mostrar”.
Sin embargo creo que el viaje que realicé en la búsqueda de ese algo maravilloso se transformó en algo maravilloso y más que digno de relatar e intentar ilustrar.
Descubrí que la ruta que me condujo al monumento de la Virgen no finaliza en ese punto. El camino me permitió seguir subiendo durante muchas horas y lentamente me iba rodeando de páramo, alejándome cada vez más del ruido de los carros que pasan a toda velocidad por la autopista principal.
Obviamente para el momento en el que, con absoluta certeza, estaba en el páramo el clima ya no era el mismo del momento en el que arranqué mi recorrido desde el pie de la montaña. El frío se hacía cada vez más intenso y sentía que las manos se me iban a congelar porque los guantes de lana que había llevado ya no me podían proteger debido a que en una de mis numerosas caídas se me embarraron y quedaron empapados en su totalidad. Además, en el páramo llueve constantemente, son lloviznas cortas y algunas muy leves, pero son frecuentes. Eso genera que la ropa se vaya humedeciendo lentamente y de forma casi imperceptible hasta el punto en el que el agua hace contacto con la piel, por debajo de la ropa.
Pero mojarse y soportar algunas horas de frío no se compara con la experiencia de conocer el páramo y recorrerlo lentamente. A lo largo de la ruta hay una planta que se vuelve frecuente de observar, el frailejón. Es una planta que se puede encontrar fundamentalmente en los páramos, con hojas alargadas y de color blanco, su tronco es grueso y está conformado por anillos, similares a los de las palmeras. Los más altos pueden medir un metro, hasta metro y medio y su crecimiento es excesivamente lento, pues por año crece un solo anillo.
Como mencioné anteriormente, sufrí bastantes caídas a lo largo del recorrido, esto sucedió porque no llevaba zapatos adecuados, tenía zapatos de suela lisa, y me resbalaba fácilmente con las piedras. Además el camino no era nada uniforme y tenía muchas pendientes que me dificultaban el desplazamiento.
Cuando empezó a oscurecer, aproximadamente a las 5: 50 - 6 pm entendí que había llegado el momento de abandonar el lugar y empezar mi recorrido de vuelta hacia la carretera. Por un momento pensé en quedarme a dormir debajo de una enorme piedra en un lugar que parecía acogedor y tibio. Pero al reflexionar sobre mi experiencia acampando, totalmente nula, preferí no hacerlo.
Empecé mi descenso y no había llegado ni a la mitad del trayecto cuando ya estaba totalmente oscuro, aproximadamente eran las 6:40 pm. Así que la mayor parte del camino la tuve que recorrer con linterna y obviamente con muchos golpes y rasguños, más que de subida.
Al mirar al cielo, comprendí que cada caída, rasguño y empapada había valido la pena, pues ocurrió algo que no veo con frecuencia en la ciudad. El cielo perfectamente despejado dio paso a la luna, perfectamente redonda y blanca y a un millón de estrellas, experiencia absolutamente nueva para mí.
Lentamente continué mi descenso hasta llegar al pie de la montaña y me dirigí al borde de la carretera. Allí duré aproximadamente media hora contemplando el cielo con gran placer y alrededor de las ocho de la noche me subí al carro y empecé mi viaje de retorno a la ciudad.
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